Curiosidades
El arroz chino original también se conoce como arroz frito, puesto que la receta clásica se realiza con arroz cocido que después se saltea a fuego muy alto con ingredientes como la tortilla, la cebolleta china, verduras varias o cebolleta china, salsa de soja y aceite. Su elaboración se remonta más de cuatro siglos antes de Cristo y es una clara muestra de la cocina del aprovechamiento tan común en China.
Sin embargo, dependiendo de las regiones de China en las que se prepare se han ido elaborando varias versiones, a las que se le han unido las variantes de distintos países en los que se ha hecho popular. En algunas zonas se le llama arroz frito con huevo, arroz frito de Singapur (aunque no lo hacen en Singapur y tiene un toque picante), o el clásico “arroz frito especial”.
Con la globalización este plato ha viajado fuera de China y ha encontrado fusiones con otras cocinas, además de haberse popularizado en restaurantes de comida rápida. Encontramos así, por ejemplo, el arroz frito americano, que es una versión tailandesa de este plato pero con ingredientes típicos de la gastronomía norteamericana, como puede ser el pollo frito, el jamón o a las salchichas. Aunque también existe otra variedad más puramente tailandesa en la que se utiliza arroz jazmín.
El arroz frito al estilo Singapur que hemos mencionado antes incorpora polvo de curry amarillo, que le da un color muy característico y además un toque de sabor bastante diferente. También podemos encontrar recetas que elaboran un arroz más húmedo, como el arroz frito de Fujian, que lleva salsa encima, o el arroz frito Yuanyang, que lleva dos tipos de salsas: una blanca salada en una de las mitades del plato, mientras que en la otra mitad ponen salsa de tomate roja.
En algunos países latinoamericanos también es muy popular este plato. Dependiendo del país se conoce con diferentes nombres: arroz chaufán para Chile, arroz cantonés para Costa Rica y Ecuador, o arroz chaufa en Perú. Es en Perú concretamente donde este arroz pasó a ser parte de una seña de identidad de su gastronomía debido a los numerosos inmigrantes chinos, de quienes nació la cocina chifa.
En Perú el arroz chino o arroz chaufa recibe distintos nombres dependiendo de los ingredientes con los que se elabore. Pueden incorporarle carnes de lo más variadas, incluso pescados o mariscos, pasando por una mezcla con tallarines salteados u otros cereales autóctonos como la quinoa o el trigo. Es muy común allí acompañar este plato con salsa de soja o crema de ají.
¿Arroz chino o arroz tres delicias?
La respuesta a esta pregunta es rápida y contundente: es lo mismo. Arroz tres delicias es el nombre común que utilizamos en España para referirnos al arroz chino, y aunque probablemente encontremos diferencias entre la forma de elaborarlo aquí y la forma original, el plato es sustancialmente el mismo.
Una de las versiones de por qué lo llamamos así comúnmente es por la occidentalización de la receta.
Hay quien dice, incluso, que lo que nosotros conocemos como arroz tres delicias es un plato chino para occidentales. El origen del plato tal y como lo conocemos nosotros puede remontarse ni más ni menos que al siglo XIX, en plena construcción del ferrocarril en Estados Unidos. Se cuenta que los chinos inmigrantes que trabajaban en estas construcciones y cuya base alimenticia era el arroz blanco empezaron a aderezar sus platos con sobras de otras comidas y otras recetas para así poder sobrevivir con el salario que percibían.
Pero, ¿por qué tres delicias? Probablemente sea debido a los tres ingredientes, además del arroz, que tienen en común todas las versiones de este plato: las gambas, la tortilla y el jamón cocido. Otras recetas incluyen entre esas delicias taquitos de zanahoria, brotes de soja o incluso guisantes, entre otro sinfín de ingredientes, como hemos podido comprobar, según la zona en la que estemos disfrutando de esta receta.
Sea como sea, la realidad es que a día de hoy el arroz chino es uno de los platos más populares adjudicados a la gastronomía china, también uno de los que más energía nos aportan. Y, sobre todo, que no es necesario hacer un viaje de cientos de miles de kilómetros para poder disfrutar de esta receta tan singular a la vez que adaptable y que puede servirse tanto como plato único como guarnición para otro más fuerte.