Este arroz con tomate y verduras es un plato sencillo y familiar lleno de sabor y de alegría. Se trata de una receta con un carácter hogareño inconfundible que merece la pena ser preparada y, cómo no, probada. Los pasos de elaboración que incluimos pueden tener algunas variaciones en función de los gustos de cada uno. ¡Saca al chef que llevas dentro y déjate llevar por los olores y los sabores que desprende la cocina con esta receta!
Elegir el mejor arroz, clave
Seleccionar el arroz más recomendable es fundamental para conseguir un resultado exquisito y único. En este caso, el arroz Brillante Sabroz es una variedad exclusiva de arroz ideal para esta receta porque absorbe todo el sabor del resto de los ingredientes. Brillante Sabroz es un arroz 100% natural que, gracias a la ayuda del vapor del agua a presión, las vitaminas y los minerales son absorbidos por el grano. Este proceso hace que Brillante Sabroz quede más firme y delicioso.
Un menú completo rápido y sencillo
Con esta receta que te proponemos de arroz con tomate y verduras puedes preparar un primer plato o entrante perfecto tanto para un menú diario como para uno más especial. Además, se trata de un plato apto tanta para los comensales que tengan una dieta vegana o vegetariana como para los que no.
Si eres de los que les gusta disfrutar en la cocina y comiendo, pero no tienes mucho tiempo, te recomendamos que pruebes con este plato a modo de plato principal. Puedes combinarlo, por ejemplo, con una ensalada, un buen gazpacho o salmorejo como entrantes.
La cebolla, el aderezo que pega con todo
La cebolla es, casi con total probabilidad, uno de los alimentos que más versátil resulta en la cocina. Pero, ¿sabías que es de las plantas que se cultivan desde hace más tiempo? El origen de este cultivo procede de Asia central y sería después cuando se traslada hacia Europa. Concretamente los romanos ya trabajaban este cultivo y cocinaban con cebollas. Por ejemplo, lo que hoy conocemos como la famosa salsa provenzal proviene de un preparado que tomaban gladiadores y legionarios en aquella época a base de cebolla, ajo y aceite de oliva y a los que probablemente se añadían especias y hierbas aromáticas como el laurel, el romero, la albahaca o el perejil.
Pese a que tanto romanos como griegos conocían esta especie de planta, parece ser que su nombre científico, allium, proviene de la palabra celta que significa “quemar”, debido a que la cebolla tiene un alto contenido en azufre y tiene un olor bastante fuerte.
Y es que, ¿quién no ha llorado al cortar una cebolla? ¿Sabes por qué ocurre esto? Al cortar la cebolla, se produce una mezcla de dos sustancias que, a su vez, generan un gas que contiene ácido sulfúrico al contacto con el agua. En este caso, nuestros ojos son acuosos, por lo que este ácido entra en acción al contacto del gas con los ojos. Es por eso que nuestro cerebro reacciona enviando señales a los ojos para que lloren y al producir más agua el gas se vaya diluyendo y los ojos queden protegidos.
Hay algunos trucos para que esto no pase, aunque algunos no son demasiado útiles. Quizás uno de los más conocidos es proceder a cortar la cebolla con unas gafas de buceo puestas para que este gas con ácido sulfúrico no llegue a los ojos. Una de las formas más eficientes es picar la cebolla bajo el agua fría, ya que este gas entrará en contacto con el líquido antes que con los ojos y se diluirá.
Pero también es muy importante la técnica a la hora de cortar, ya que así reduciremos las emisiones de gas. El cuchillo debe estar lo más afilado posible para realizar cortes limpios y precisos que desgarren las capas de la cebolla lo mínimo.
Si eres de los amantes de la cebolla, debes conocer que existen muchísimas variedades que sirven de acompañamiento a distintos platos. En los supermercados podemos encontrar desde cebollas moradas a las dulces, pasando por la cebolleta, el cebollino (también conocido como cebolla de hoja) o algunas autóctonas de España como son la cebolla del Ebro o la cebolla de Palenzuela.
Incluso hay platos basados íntegramente en este alimento bulboso. Puede ser que uno de los primeros que se te venga a la mente sean los aros de cebolla, pero también es muy común (y más sana) la sopa de cebolla, muy común en Francia, aunque se elabora ya desde la Edad Media en numerosos países europeos.
También se pueden hacer cebollas asadas acompañadas de queso de cabra (un entrante perfecto para nuestro arroz con tomate y verduras), tarta de cebolla, cebollas rellenas con carne o con jamón.
En general, se trata de una excelente guarnición que además cuenta con numerosos beneficios, como su acción diurética y depurativa, así como constituye un estupendo expectorante cuando estamos enfermos.
Y tú, ¿eres team cebolla?