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¿Sabes que las salchichas tienen más de 4.000 años?
Obviamente no nos estamos refiriendo a las que estás cocinando, a pesar de que puedan tener un amplio margen en la fecha de caducidad. Nos referimos a los orígenes de las propias salchichas, que se remontan al año 2.000 a.C.
Fue la civilización babilónica, que vivía en la zona del Irak actual, la primera que al parecer tuvo la brillante idea de rellenar las tripas del cerdo con carne del mismo animal, para cumplir a raja tabla el famoso dicho que dice que “del cerdo, hasta los andares”. Hecho esto, las anudaban por las puntas y las cocinaban al fuego.
También los griegos fueron ‘salchicha lovers’, tal y como documenta el propio Homero en la Odisea, aunque parece ser que preferían otro relleno: “Cuando un hombre junto a la lumbre rellena una salchicha de grasa y sangre, y la vuelve de un lado a otro, lo que espera es únicamente que tarde poco en asarse”.
Esta tradición culinaria también fue adoptada por los romanos que, como no podía ser de otro modo, la veneraron y la magnificaron de tal forma, que hoy se les considera los padres de la ‘salchicha moderna’ o, mejor dicho, de la chacina. La salchicha gruesa, la fina, la enjuta, el salchichón, la morcilla y hasta la mortadela o el jamón fueron inventados por los romanos.
Desde entonces, las salchichas han continuado su periplo a lo largo de toda la historia y la geografía hasta llegar al plato que tienes por delante hoy día. Y, por suerte para ti, las hay de todo tipo: de cerdo, de ternera, de pollo, de pavo, picantes, ahumadas, de Frankfurt…
Cómo conservar las zanahorias para que duren lo máximo posible
Podemos utilizarlas para ensaladas o guisos, en guarniciones, fritas o como snacks; hay multitud de formas de consumir las zanahorias. Por eso es normal que cuando vamos por ellas a la frutería las compremos en grandes cantidades. Y claro, aquí está el quid de la cuestión: si no las consumes pronto, se ponen blandas, arrugadas o mohosas.
Pero esto tiene solución. Basta con conservar las zanahorias siguiendo los consejos que te indicamos a continuación para que te aguanten frescas durante semanas y hasta meses en el caso de que optes por guardarlas en el congelador. Toma nota:
– En un recipiente con agua. Pélalas e introdúcelas hasta que queden cubiertas por completo. Lo ideal es ir cambiando el agua cuando veas que se enturbie. De esta forma, las zanahorias pueden durar hasta varias semanas.
– Envueltas en hojas de papel de cocina húmedo. Basta con que compruebes de vez en cuando que el papel sigue húmedo y, en el caso contrario, mojarlo o cambiarlo por otro. De esta forma también pueden durarte varias semanas.
– Quítale las hojas verdes. En ambos casos, hay que cortarle las hojas verdes en el caso de que las traigan, ya que estas absorberían el agua, haciendo que las zanahorias se deterioren más rápidamente.
– Córtalas y congélalas. Pélalas y córtalas a rodajas o en dados, hiérvelas unos minutos (échalas cuando el agua se ponga a hervir y sácalas justo después), pásalas por agua fría y listo, ya las puedes meter en el congelador para que te duren varios meses. Eso sí, estas no te servirán para preparaciones en crudo.