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Curiosidades de la salsa de soja
¿Sabías que la salsa de soja tiene más de 2.500 años de antigüedad? Aunque en Occidente sea un producto relativamente nuevo, en ciertas regiones de Oriente es bastante común y tradicional. Su origen se remonta, concretamente, a China, donde era muy común conservar ciertos alimentos, como los cereales, en sal. Es así como, casi por accidente, se creó una pasta fermentada a base de habas de soja, sal y trigo. Es de esta pasta fermentada de donde se deriva lo que hoy conocemos como salsa de soja.
Algunos siglos después, en el XVII, esta salsa llegó a Japón, donde comenzó a elaborarse como la conocemos en la actualidad, y donde todavía a día de hoy existen fábricas que la elaboran de la forma más tradicional posible.
Podemos encontrar varios tipos de salsas de soja, divididas por su elaboración o por los ingredientes que incorporan. Así, encontramos la más popular, que es la que tiene un color más oscuro y es conocida como koikuchy shoyu. Es la más fácil de encontrar en los supermercados y la que comemos en los restaurantes junto con el sushi o la que sirve de base para la salsa teriyaki.
La usukuchi shoyu tiene un color más claro y es más habitual utilizarla para elaborar guisos y sopas. Tiene menos contenido en soja. También podemos ver salsa de soja blanca, o shiro shoyu, cuyo contenido es más trigo que soja y por eso está menos pigmentada. Esta salsa blanca suele tener uso en alguna vinagreta o incluso para dar lugar a las salsas agridulces.
Por último tenemos la salsa Tamari, con una receta lo más fiel posible a la original y se caracteriza porque o bien no lleva trigo o lleva muy poca cantidad. Es ideal para acompañar al sushi y al sashimi.
Podemos también dar con una variedad de salsa de soja, la más cara, que en su elaboración cuenta con un doble proceso de fermentación. Es quizás la salsa de soja que menos toque salado tiene y que incluso puede llegar a ser dulzona y tiene una textura muy densa que la hace ideal para el sashimi.
Beneficios de la salsa de soja
La salsa de soja, aunque todavía no es demasiado conocida en la gastronomía española, sí que se va implementando poco a poco en muchos de sus platos. Y es que los beneficios de este alimento son bastantes considerables. Es una excelente fuente de fibra que nos ayuda a mantener el tránsito intestinal en su funcionamiento adecuado, además de proporcionarnos hierro, calcio y magnesio.
También la salsa de soja contiene ácidos grasos saludables y es un buen aderezo para muchas comidas. Sin embargo, al ser un alimento alto en sodio, no es recomendable usarla junto a la sal, ya que puede llegar a ser perjudicial.
Maridaje
La salsa de soja es un buen complemento para prácticamente cualquier comida. Desde pasta a arroz – por supuesto-, pasando por la maceración de verduras o todo tipo de carnes.
A la hora de elegir un vino que complemente con este plato debemos tener en cuenta que incorpora elementos tanto de carne como de marisco, aunque el sabor característico va a venir dado por la soja. Podemos optar tanto por un vino tinto, como uno rosado o uno blanco, como más nos guste, pero sí que es importante que tengan unos toques afrutados y frescos que le resten intensidad al sabor de la salsa.
Y ya que estamos metidos de lleno en los sabores más orientales, ¿por qué no probar con poquito de sake? El sake es un tipo de bebida alcohólica fermentada en arroz originaria de japón. De hecho, en japonés sake literalmente significa bebida alcohólica, y allí es conocida como nohonshu. Sin embargo, esta bebida cuenta con la mayor graduación de alcohol del mundo, pudiendo llegar a alcanzar los 20 grados. Por eso, quizás es mejor reservarla para un chupito post-comida que para el acompañamiento de nuestra receta.