Si tienes previsto un evento familiar y quieres conquistar los paladares de todos tus comensales, no puedes perderte nuestra excelente y riquísima sopa de ajo con arroz. Y tú, ¿te atreves a preparar nuestra magnífica receta?
Perfecta para consumir en los duros y fríos días de invierno, la sopa de ajo con arroz es uno de los platos preferidos en nuestro país para combatir el frío a través de la ingesta de esta magnífica receta culinaria.
En el día de hoy te ofrecemos una magnífica receta con la que sorprenderás, positivamente, a todos tus comensales. ¿Quieres conocer cuáles son los ingredientes y los pasos a seguir para elaborar nuestra excelente sopa de ajo con arroz? Quédate con nosotros y no te pierdas ni un solo detalle.
Beneficios del ajo en la salud
Desde la antigüedad, el ajo siempre ha sido considerado como un condimento con decenas de propiedades beneficiosas para nuestra salud. Gracias a su particular sabor, este magnífico elemento gastronómico ha estado muy presente -desde hace varios siglos- en la cocina mediterránea. Además, al ajo siempre se le han dado diversos usos medicinales que, aún a día de hoy, sigue contentando a muchas personas en todo el mundo.
Con una presencia más que notable en las diferentes cocinas de todo el mundo, los ajos son alimentos muy comunes. Ya sea en fresco (diente de ajo), en polvo, fileteado, crudo o frito, los ajos son uno de los condimentos más empleados en las recetas a nivel global.
Y es que, según datos publicados por la Fundación Española de Nutrición, el ajo es una clara fuente de proteínas, yodo, fósforo, potasio, vitamina B6 o compuestos sulfurados, así como la alicina, que es uno de sus compuestos más estudiados por la ciencia y el que más potencial medicinal ha demostrado, atribuyéndole diversos beneficios, entre los que destacan las propiedades antioxidantes, antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas.
De esta manera, el ajo ayuda a fortalecer el sistema inmunitario o mejorar la salud cardiovascular. Además, gracias a sus propiedades antioxidantes, el ajo contribuye a mejorar la salud de todo el organismo, incluyendo nuestra piel. Este magnífico elemento gastronómico estimula la proliferación de macrófagos y linfocitos y protege contra la supresión de la inmunidad por la radiación ultravioleta, ayudando a proteger nuestra piel contra los rayos del sol -especialmente en los meses de verano-.
Además, el ajo puede resultar altamente eficaz en la alopecia areata, la cicatriz queloide, la curación de heridas, la infección viral y fúngica o el rejuvenecimiento de la piel. ¡Y es que el ajo no solo aporta un sabor magnífico a nuestros platos, sino que también mejora y ayuda a combatir diversos problemas en nuestro organismo!
Más allá de todos los beneficios anteriormente mencionados, el ajo ayuda a mejorar la circulación y reducir el colesterol -evitando que este se adhiera a las paredes de las arterias-. Además, este magnífico producto -típico de la gastronomía mediterránea- ayuda a mantener la presión arterial dentro de los niveles promedio, convirtiendo a esta elemento alimenticio en una auténtica joya para mejorar nuestra salud.
Como estás pudiendo comprobar, el ajo tiene numerosos beneficios en nuestro organismo, entre los que cabe destacar también sus propiedades anticancerígenas. De acuerdo a un estudio publicado por la National Library of Medicine, el consumo del ajo y otros vegetales relacionados con el género Allium son beneficiosos a la hora de prevenir cánceres relacionados con el tracto gastrointestinal. Por ello, el consumo del ajo, además de contribuir a llevar un estilo de vida saludable, ayuda a mantener una dieta equilibrada, ‘todo un lujo!