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Hay días en los que queremos disfrutar de una receta muy saludable, pero sin tener que sacrificar el sabor. Porque la cocina es un placer y es el método que muchos tenemos para animarnos en esos días de rutina interminables. En esta ocasión, nos ponemos en manos de Manu Catman para darle la vuelta a la jornada con este arroz con bacalao y coliflor, la excusa que necesitas para sonreírle al día. ¿A qué esperas?
En menos de una hora tendrás listo este plato tradicional con un toque distinto. Tus comensales quedarán encantados con este arroz con bacalao y coliflor.
Dándole la vuelta a la receta más clásica
La cocina no está hecha para mantenerse rígida e inamovible en el tiempo. Nos dan la posibilidad de darles un toque especial que las haga distintas, conservando siempre la base de la receta original. Este arroz con bacalao y coliflor es una versión muy personal de uno que solía comer Manu Catman en Alicante. Se caracteriza por el añadido de la cebolla, que le da un nuevo sabor, aunque no sea el más ortodoxo. Eso sí, si quieres hacerlo si cebolla, el arroz con bacalao y coliflor también quedará estupendo.
Es un plato ideal para esos días de Semana Santa en los que tanto se consume este pescado, una auténtica delicia para el paladar. No podemos confirmar el origen de este plato tradicional. Muchos dicen que se remonta a Cuba, donde es una receta muy popular, otros dicen que de Euskadi, donde el bacalao es uno de los productos estrella, siendo el protagonista del famoso bacalao al pil pil. Lo que sí tenemos claro es que es un auténtico lujazo para la cocina.
La coliflor es una verdura llena de oportunidades que también nos ayudará a darle la vuelta a nuestra receta. Cuando se cuece, puede desprender mucho aroma, por lo que puedes echarle unas gotitas de limón para aplacar un poco el exceso de olor. Además, le dará un puntito ácido y fresco muy rico.
Cómo hacer el mejor arroz con bacalao
Esta receta no tiene mucho misterio. De hecho, es facilísima de ejecutar, pero te vamos a dar algunas claves para que estés atento durante el proceso. En primer lugar, nada mejor que un caldo casero. El caldo de pescado puedes hacerlo tu misma siguiendo esta receta de caldo casero, asegurando una potencia de sabor única. Además, puedes guardar los que te sobre en la nevera para otros platos. Es importante que le hayas quitado el exceso de sal a las migas de bacalao, ya que puede estar excesivamente sazonada y destroce nuestro plato. Déjalas en agua durante varias horas para eliminar la sal. Recuerda: siempre es mejor poner sal que quitar.
Lo mejor para esta receta es adquirir bacalao fresco pero, ¿cómo saber cuál es la mejor pieza de bacalao que puedes elegir? Te damos algunos trucos para que elijas la correcta sin demasiada complicación. Debemos fijarnos mucho en color del bacalao, que debe ser brillante. Además, el cuerpo del pescado debe tener una textura resbaladiza y la pupila debe estar clara y no turbia. El bacalao fresco se te desmigará más rápidamente que el que puedas encontrar en salazón.
Si por casualidad optas por utilizar bacalao en salazón recuerda sumergirlo en agua durante al menos 24 horas antes para eliminar el exceso de sal y que tu receta quede en el punto justo.
Un truco Brillante: ¡la cebolla!
Tiene tanto amantes como detractores, pero a nosotros nos encanta. La cebolla es la alegría del sofrito, utilizada como base de innumerables recetas para darle regusto y jugosidad al plato. Y es que, aunque nos hagan llorar mientras las cortamos, está claro que no podemos resistirnos. En esta receta, deja que se haga lentamente hasta que empiece a desprender aroma. Conservará todos sus jugos y terminará de cocinarse a la vez que el resto d ingredientes.
Aunque la cebolla da un sabor muy especial a tus platos, puede ser uno de los ingredientes que más cuesta manejar en la cocina. Y es que como sabrás, al cortarla, emite unos gases que al contacto con los ojos hace que comencemos a llorar y puede dar lugar a un momento incómodo durante la elaboración. Hay varios trucos para evitarlo. Y no, no hace falta que te pongas unas gafas de bucear mientras picas la cebolla. Uno de ellos es meter la cebolla en agua previamente. Parece ser que este gas actúa al contacto con la humedad y los ojos son acuosos, por lo que detectarán esta especie de azufre y el cerebro enviará señales para que empecemos a llorar y el gas se disuelva cuanto antes. Por lo que si mojas la cebolla antes de cortarla los gases se quedarán en esta humedad y no subirán a los ojos.
También puedes mojar el cuchillo con el que vas a realizar los cortes. En el cuchillo, además, está otra de las claves. Cuanto más afilado esté el instrumento, mucho mejor. Así podrás hacer cortes limpios, rápidos y seguros, que evitarán el desgarro de la cebolla y una mayor emisión de estos gases.