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Consejos sobre el marinado
El marinado es una técnica muy antigua que se empleaba para conservar los alimentos; mientras que hoy en día se utiliza más para perfumar y reforzar ciertos sabores.
Consiste en poner carnes y pescados (a veces también verduras) en remojo en un líquido aromático y bien condimentado, como es el caso de el zumo de piña, el sirope de agave, el ajo rallado y la mostaza que estamos usando en esta receta. Su objetivo es el de ablandar carnes, suavizar sabores fuertes y lo dicho, aromatizar antes de cocinar.
Puede tener diferentes nombres según el ingrediente principal del líquido sobre el que se sumerja. Por ejemplo:
– En vinagre: escabeche.
– En zumo de limón u otro medio ácido: cebiche.
– En vinagre y pimentón: adobo.
El marinado se puede llevar a cabo dentro o fuera del frigorífico. Es importante saber que a mayor temperatura, menor tiempo de marinado; es decir, que los marinados a temperatura ambiente se realizan en menor tiempo que los refrigerados.
Así mismo, es importante tener en cuenta el tamaño de las piezas a marinar. Cuanto menor sean los trozos, mayor será la absorción y por tanto, menor el tiempo de marinado.
Las brochetas y sus orígenes
Aunque hoy en día no haya demasiados platos en los que incluyamos las brochetas, ¿sabías que este instrumento es uno de los que el ser humano lleva más años utilizando para comer?
En concreto, el uso de las brochetas se remonta a los orígenes de la evolución, ya que fueron los neardentales quienes se sirvieron de ellas por primera vez para llevarse a la boca un pedazo de comida cocinada y sabrosa.
Las primeras evidencias del uso de la brocheta se remontan a la prehistoria, en pleno Paleolítico Inferior. Allá por el 300.000 a.C., en Schöningen, una ciudad alemana, se descubrió un palo con la punta quemada que fue empleado para cocinar carne al fuego. Y no fue el único.
Hasta el propio Homero, en su Ilíada (escrito en el siglo VIII a. C.) ya hacía alusión a trozos de carne asados en asadores o brochetas. Y como él, tantos otros autores que narraban con cotidianidad el uso de palos para cocinar fácilmente carnes, pescados, etc.
El caso es que, colocar pedazos de alimentos en un palillo y poner este al fuego, se antojó desde muy pronto como un método sencillo y eficaz de degustar alimentos cocinados. Y claro, como no podía ser de otra forma, esta práctica tan lógica se hizo común alrededor de todo el mundo.
En la actualidad, podemos encontrar brochetas o pinchos de todo tipo:
– Satay (cocina asiática)
– Espetada (Portugal y España)
– Pincho moruno (España)
– Anticucho (Perú)
– Spiedino (Italia)
– Shashlik (Rusia)
– Shish kebab (Turquía)
– Shish taouk (Líbano)
– Souvlaki (Grecia)
– Y un largo etcétera…
Como verás, la brocheta es casi tan antigua como el fuego. Sin embargo, con esta receta que te proponemos con los vasitos de arroz Brillante, conseguirás sorprender a cualquiera que se siente en tu mesa. ¿Te atreves a intentarlo?