1 - Preparar los ingredientes y cortar las verduras
Antes de comenzar con la receta, es importante tener todos los ingredientes preparados y a mano para que el proceso sea fluido. Corta el calabacín en dados medianos y lamina los champiñones en trozos uniformes para que se cocinen de manera homogénea.
Deshuesa los contramuslos de pollo y córtalos en trozos pequeños y del mismo tamaño para garantizar una cocción uniforme. Pica finamente los dientes de ajo en corte brunoise, es decir, en dados pequeños y uniformes. Esto asegurará que el ajo se dore rápida y uniformemente, liberando todo su sabor sin quemarse.
Mide el arroz Sabroz, el caldo de ave y la nata, y asegúrate de tener el pimentón, el tomate rallado y la sal listos para usar. Tener todo preparado con antelación te ayudará a cocinar de manera más organizada y efectiva.

2 - Sofreír el pollo para potenciar el sabor
En una sartén grande, añade un buen chorro de aceite de oliva virgen extra (AOVE) y caliéntalo a fuego medio-alto. Sofríe los trozos de pollo durante unos minutos hasta que estén dorados por fuera y bien sellados.
Este paso es fundamental, ya que sellar el pollo crea una capa dorada que conserva los jugos en su interior, evitando que se sequen durante el resto de la cocción.
Asegúrate de no mover demasiado el pollo mientras lo doras para que se caramelice bien. Retira el pollo de la sartén y resérvalo, dejando los jugos en la sartén para aprovecharlos en el sofrito de las verduras.

3 - Preparar el sofrito de verduras para la base de sabor
En la misma sartén, añade un poco más de AOVE si es necesario. Sofríe los ajos picados a fuego medio, removiendo constantemente para evitar que se quemen, lo que puede dar un sabor amargo.
Añade los tomates rallados y cocina a fuego medio hasta que se reduzcan ligeramente, pero sin que pierdan todo su jugo. Esto creará una base rica y equilibrada para el arroz.
Agrega el calabacín y los champiñones a la sartén y cocínalos a fuego medio. Las verduras soltarán agua, lo que contribuirá a mantener la humedad en la receta.
Cocina hasta que el calabacín esté tierno y los champiñones hayan reducido su tamaño y liberado todo su sabor. Es importante no cocinar las verduras en exceso para que mantengan una ligera textura y no se deshagan en el arroz.

4 - Incorporar el pimentón para añadir profundidad de sabor
Cuando las verduras estén listas, añade la cucharadita de pimentón dulce y remueve rápidamente para evitar que se queme, ya que el pimentón tiende a amargarse si se cocina demasiado.
Este paso es crucial para que el pimentón libere todo su aroma y sabor, aportando una profundidad característica al plato. Si prefieres un toque más ahumado, puedes optar por un pimentón de la Vera.

5 - Tostar el arroz con el sofrito para intensificar los sabores
Añade el arroz Sabroz a la sartén y remueve bien para que se mezcle con el sofrito. Cocinar el arroz durante un par de minutos antes de añadir el caldo ayuda a sellar los granos, evitando que se deshagan durante la cocción y favoreciendo que absorban mejor los sabores.

6 - Incorporar el caldo caliente y el pollo para enriquecer el sabor
Añade el caldo de ave caliente gradualmente, removiendo después de cada adición para asegurar que el arroz se cocine de manera uniforme.
Incorpora el pollo dorado, junto con una pizca de sal, en este momento para que termine de cocinarse en el caldo aportando más sabor al conjunto.

7 - Añadir la nata para obtener una textura cremosa
Una vez que el arroz haya absorbido la mayor parte del caldo y esté casi cocido, añade la nata para cocinar. La nata le dará al arroz una textura cremosa, similar a un risotto, sin que sea necesario usar queso.
Remueve suavemente para que la nata se mezcle bien con el arroz y los sabores se integren. Si prefieres un arroz más ligero, puedes reducir la cantidad de nata o sustituirla por leche evaporada, que tiene menos grasa pero sigue aportando cremosidad.

8 - Cocinar el arroz para conseguir una textura cremosa
Deja que el arroz se cocine a fuego bajo durante unos 5-7 minutos más, removiendo suavemente de vez en cuando. El objetivo es que el arroz absorba la nata mientras termina de cocinarse, logrando una textura cremosa similar a la de un risotto.
Este proceso de cocción lenta permite que los granos se mantengan tiernos, pero con la suficiente firmeza para que no se deshagan.
Si prefieres una textura más ligera, puedes reducir el tiempo de cocción a 4-5 minutos, ajustando según la cremosidad que desees. Recuerda que queremos un arroz que sea suave y cremoso, pero no tan líquido como un risotto tradicional.

9 - Dejar reposar, decorar con perejil fresco y servir
Deja reposar el arroz durante 3-5 minutos una vez que apagues el fuego. Este reposo permite que los sabores se asienten y que el arroz termine de absorber cualquier líquido residual, garantizando una textura perfecta.
Decora con perejil fresco picado justo antes de servir para darle un toque de color y frescura al plato. Si quieres añadir un extra de sabor, puedes espolvorear un poco de pimienta negra o incluso unas escamas de pimentón dulce.
Sirve bien caliente y disfruta de este arroz cremoso lleno de sabor, ideal para compartir en familia o en una comida especial.
