Risotto de remolacha: receta paso a paso

1 - Organizar los ingredientes para un cocinado sin estrés

Antes de ponerte manos a la obra, prepara todos los ingredientes para facilitar la elaboración del risotto. Pica la cebolla muy fina, en brunoise, para que se funda fácilmente en el sofrito. Pela y corta la remolacha cocida en dados pequeños, asegurándote de escurrirla bien para evitar que aporte demasiada humedad al arroz.

Ralla el parmesano o Grana Padano. Si quieres saber más sobre cuál es el mejor queso para un risotto, te lo explicamos con detalle. Calienta el caldo de pollo o verduras y mantenlo a fuego bajo para que esté siempre caliente.

Mide 350 g de arroz Sabroz y ten a mano la mantequilla, aceite de oliva, nuez moscada, sal y pimienta.

2 - Pochar la cebolla para una base sabrosa y dulce

En una sartén amplia, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Añade la cebolla picada y deja que se cocine lentamente durante unos 8 minutos, sin prisas. El objetivo es que quede muy tierna pero sin dorarse, para que su dulzor natural se integre de forma suave en el risotto.

Remueve de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo. Una cebolla bien pochada es la base de un risotto cremoso y equilibrado. Cuando esté lista, notarás que se vuelve translúcida y empieza a liberar su aroma característico.

3 - Tostar el arroz con remolacha para potenciar el sabor

Añade ahora el arroz Sabroz junto con la remolacha troceada. Remueve con una cuchara para que los granos se impregnen del sabor del sofrito. Este paso ayuda a sellar el arroz, lo que favorece una mejor absorción del caldo.

Continúa removiendo durante un par de minutos. Verás cómo el arroz empieza a teñirse de ese característico tono rosado que aporta la remolacha, dándole al plato una presentación visualmente muy atractiva.

4 - Cocer el arroz incorporando el caldo poco a poco

Con el fuego medio, empieza a añadir el caldo caliente cucharón a cucharón, sin dejar de remover. Espera a que el arroz haya absorbido casi todo el líquido antes de incorporar más. Este proceso debe durar unos 20 minutos, hasta que el arroz esté al dente.

Si prefieres una textura más suave, puedes añadir un poco más de caldo al final. Remover constantemente ayuda a liberar el almidón del arroz, consiguiendo esa textura cremosa tan característica del risotto.

5 - Ajustar condimentos y añadir mantequilla y parmesano

Cuando el arroz esté en su punto, prueba y ajusta la sal, la pimienta y añade una pizca de nuez moscada. Apaga el fuego y, sin dejar de remover, incorpora la mantequilla y el queso parmesano rallado.

Esta combinación final da al risotto su textura untuosa. El calor residual terminará de fundir la mantequilla y el queso, creando una mezcla sedosa y llena de sabor.

6 - Servir el risotto caliente y con la textura perfecta

Sirve de inmediato para disfrutar de su mejor textura. El risotto debe tener una consistencia cremosa, ligeramente fluida, pero sin exceso de líquido. Su color rojo intenso y aroma envolvente harán que conquiste a primera vista.

Acompáñalo, si lo deseas, con unas lascas extra de parmesano o unas hojas de rúcula fresca para dar un toque de contraste. Este plato es perfecto para impresionar sin complicarte.