Otras sugerencias para el relleno de la tortilla
El que tiene una tortilla, tiene un tesoro. ¿O no era así? Bueno, el caso es que una tortilla es un alimento rico, nutritivo y que además combina bien con casi cualquier ingrediente. Por eso, y porque sabemos que vas a repetir esta receta de acompañamiento de arroz y guisantes en más de una ocasión, te proponemos un par de ideas extra el relleno de tu tortilla:
– Atún, lechuga y tomate picado.
– Jamón y rúcula.
– Salmón y queso gorgonzola.
– Pollo asado, cebolla y lechuga.
– Mozzarella, tomate picado, albahaca y aceitunas negras.
Un consejo: si el relleno hace que tu rollito de tortilla quede tan grueso que se complique demasiado el corte, puedes ayudarte con unos palillos. De esta forma no solo le aportarás un toque “chic” a tu plato, sino que te asegurarás de que las rodajas de tortilla rellena queden bien sujetas.
Cómo preparar mahonesa casera
Si tienes unos minutos extra y quieres aportarle un toque personal a esta deliciosa receta de rollitos de tortilla y jamón con guisantes, ¿qué tal si te atreves con tu propia mahonesa casera? Necesitarás:
– Un vaso de aceite de girasol o cualquier otro que sea suave
– Un huevo
– Unas gotas de vinagre o limón
– Sal
En un recipiente adecuado para batir, añade el huevo, la sal, el vinagre o el limón y vierte poco a poco el aceite de girasol. A continuación, mientras lo sigues vertiendo, introduce la batidora y comienza a batir sin moverla del fondo. Una vez que has terminado de echar el aceite y veas que la mezcla ha emulsionado, mueve la batidora ligeramente hacia arriba y hacia abajo, con movimientos suaves, hasta que quede una salsa homogénea.
Aunque parezca fácil, existen muchas posibilidades de que la mahonesa se te corte. ¿Por qué pasa esto? Principalmente por dos razones: porque has añadido el aceite demasiado deprisa o porque los ingredientes están a diferentes temperaturas. Para evitar que esto suceda, te damos dos consejos: saca el huevo de la nevera un rato antes y, si tienes la posibilidad, que alguien te ayude a echar el aceite poco a poco, con un chorrito muy fino, mientras tú bates.
De todas formas, que no cunda el pánico, porque como todo en esta vida: ¡hay solución! Basta con que añadas un poco de agua fría y sigas batiendo para que se integre con la salsa y poco a poco esta recupere su consistencia. Pero ojo, si ves que al salsa obtenida no tiene la cremosidad propia de una mayonesa, déjate de apaños y vuelve a intentarlo desde cero. ¡Ánimo! ¡Cuánto más cuesta, más se disfruta!