Si quieres probar esta receta, pero prefieres que tu arroz tenga menos caldo, prueba echando menos de un litro de agua. Si reduces la cantidad de agua, el resultado de tu arroz será una sopa más espesa que puede acercarse al risotto.
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Cómo darle otro toque a tu sopa de arroz
Si bien es cierto que la receta que te hemos mostrado es una de la más básicas de la gastronomía, la sopa de arroz tiene otras muchas caras. Para un sabor distinto y más dulzón puedes incorporar trocitos de zanahoria a la cocción y algún trozo de pollo deshilado.
Incluso puedes transformarla en una rica sopa de arroz con marisco incluyendo en el caldo algunas almejas que le darán otro aire y un sabor muy especial.
En cuanto a con qué puedes maridar esta sopa, te recomendamos un vino blanco fresquito, que contrasta con el calor que te puede aportar el plato. Opta por vinos afrutados y dulces que combinen bien con la verdura, puesto que aunque esta receta también incluye jamón, su sabor es más bien anecdótico en el plato.
Minestrone, otra forma de hacer sopa
Existe una variedad de sopa típicamente italiana. Se trata de la receta de Minestrone, una receta que se elabora a base de verduras de temporada. Puede acompañarse tanto de arroz como de pasta o incluso de judías blancas y de manera habitual se presenta con queso parmesano coronando el plato.
Esta sopa tiene un origen bastante humilde, puesto que se remonta a una sopa elaborada por campesinos y hortelanos con las verduras que cultivaban en cada temporada. Se trata de un plato que resulta muy nutritivo a la vez que barato y fácil de elaborar.
El truco para que esta sopa quede perfecta es su cocinado a fuego lento. Con un buen guiso, el sabor está asegurado. Además, si, como es en el caso de esta receta que te proponemos, eliges hacerla con arroz, nuestro arroz Brillante Sabroz te proporcionará todo el sabor que necesites.
Cebolla o chalota, ¿cuál es la diferencia?
Puede ser que a la hora de elegir los ingredientes para tu sopa de arroz dudes entre si usar cebolla o chalota. Ambas, cebolla y chalota, provienen de la misma familia de verduras. La cebolla es bastante popular para la cocina occidental, pese a que su origen se remonta a Asia central, pero su entrada a Europa se data de fechas de la antigua Grecia y Roma. De hecho, ya por aquellos tiempos de la Roma clásica se desarrolló la salsa provenzal, un preparado que usaban los legionarios y los gladiadores y que se componía de una mezcla de ajo, aceite de oliva y cebolla, así como especias como el perejil, la albahaca, el romero o el laurel.
Además, la cebolla es un alimento que se caracteriza especialmente por su alto contenido en fibra mientras que su valor calórico es bastante bajo. Contiene unas cantidades importantes de calcio y potasio, así como de algunas vitaminas. Además, tiene efecto antioxidante. Uno de sus componentes que dan este efecto es el azufre, de donde proviene su olor tan característico. También de esos componentes proviene su capacidad de hacernos llorar cuando la cortamos, ya que en ese momento se producen reacciones enzimáticas responsables de nuestro lacrimeo.
Por otro lado encontramos la chalota, que también proviene de Asia central, aunque su uso no está tan ampliamente extendido en la cocina occidental, aunque poco a poco se está habituando su uso. Al igual que la cebolla, la parte que podemos comer de esta planta son los bulbos, que se encuentran bajo tierra, y cuyo sabor oscila entre el ajo y la cebolla. Debido a este sabor, mucho más dulzón que el de su prima la cebolla, es un ingrediente estupendo para elaborar salsas para la carne, o como sustituto si la cebolla te resulta demasiado fuerte al paladar.
En algunas gastronomías como la francesa, la chalota ha sido aceptada desde hace años y se elaboran numerosos platos con ella. Suele ser un elemento más caro que la cebolla, pero sin embargo su periodo de conservación es mucho más amplio, llegando a durar hasta seis meses.
Mientras que las cebollas podemos encontrarlas constituidas en plantas de un único bulbo, en el caso de los chalotes se forman varios grupos de bulbos, muy similar a la forma que tienen los ajos en su crecimiento y recolección. Los chalotes también liberan ciertos productos químicos cuando los cortamos crudos que nos hacen llorar.
Otra variedad que quizás quieras probar en tus platos es la cebolleta o cebolla tierna. Este ingrediente también es algo más dulce que la cebolla, al igual que la chalota. Es una variedad que queda muy bien en sopas y de la que, además del bulbo (en este caso es blanco y sin las capas marrones de la cebolla o de la chalota) puede aprovecharse parte del tallo, alrededor de entre 3 y 5 centímetros, que aporta a tus platos un regusto distinto, así como un toque de color.